Cuantas Veces

Cuantas veces pensamos en desistir, dejar de lado, nuestros ideales y nuestros sueños;
Cuantas veces nos vamos en retirada, con el corazón triste por la injusticia;
Cuantas veces sentimos el peso de la responsabilidad, sin tener con quien compartirla;
Cuantas veces sentimos soledad, aunque estemos rodeados de personas;
Cuantas veces hablamos, sin que nadie nos note;
Cuantas veces luchamos por una causa perdida;
Cuantas veces volvemos a casa con la sensación de derrota;
Cuantas veces aquella lágrima, cae, justamente en la hora en que necesitamos parecer fuertes;
Cuantas veces pedimos a Dios un poco de fuerza, un poco de luz;
Y la respuesta llega, sea ella como una flor, una sonrisa, una mirada cómplice, un mensaje, un billete, un gesto de amor;
Y la gente insiste; Insiste en proseguir, en creer, en transformar, en compartir, en estar, en ser;
Y Dios insiste en bendecirnos, en mostrarnos el camino:
Aquel mas difícil, mas complicado, mas bonito.
Y la gente insiste en seguir, por que tiene una misión.........
SER FELIZ!

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Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo del cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa, que mi amor no pudiera guardala.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercala mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

(Pablo Neruda)

Había una vez, hace algún tiempo un pequeo muchacho que estudió en una gran escuela .

Una maana la profesora dijo : hoy vamos a dibujar.

Buena idea, pensó el pequeo muchacho.

Le gustó mucho dibujar leones, tigres, pollos, trenes y barcos.

Él buscó sus lápices de colores y comenzó a dibujar.

Esperen!! No comiencen todavía. dijo la profesora.

Ella esperó hasta que todos los estudiantes estuviesen listos y después les dijo...

Vamos a dibujar flores.

El pequeo muchacho comenzó a dibujar flores hermosas con sus lápices rosados, anaranjados y azules.

Esperen dijo la profesora. les mostraré que como se hacen.

Y la flor que ella dibujó era roja con un vástago verde.

muy bien dijo que la profesora ahora ustedes pueden hacerla.

El pequeo muchacho vio la flor que la profesora había dibujado, miró sus propias flores y sintió ser el mejor. Ella no podría decir que él dio la vuelta a la hoja del papel y trazó una flor justa como la que la profesora había dibujado - roja con un vástago verde.

Al otro día los estudiantes tenían clase al exterior de la escuela y la profesora dijo...

Hoy vamos a jugar con arcilla.

Grande el pensamiento del muchacho.

Le encantaba jugar con arcilla.

Él podría hacer cosas como elefantes, ratones, coches y carros.

Él comenzó a tomar un poco de arcilla en sus manos y a hacer una bola grande.

Entonces la profesor dijo... esperen! No comiencen todavía.

Ella esperó hasta que todos los estudiantes estuviesen listos.

Ahora dijo ella vamos a hacer una placa.

Bien pensó el pequeo muchacho.

Le gustaba hacer placas de diversas tallas y dimensión de una variable.

El profesor dijo... esperen!! Les mostraré que como se hacen.

Era una sopa-placa.

Autorizados dijo ella ahora usted puede comenzar.

El pequeo muchacho mirando la placa que el profesor había hecho, vio su propia placa y se sintió el mejor. ella no podría decirla así que él no hizo su placa, la hizo en una bola grande y la comenzó otra vez.

Él hizo una sopa-placa justa como la que el profesor había hecho.

Y desde temprano adentro su vida él aprendió no hacer cosas por si mismo sino esperar un modelo.

Y entonces el pequeo muchacho fue a otra escuela.

Ésta era incluso más grande que la otra.

Un día la nueva profesora dijo... Hoy vamos a dibujar.

Bien pensó el pequeo muchacho.

Él esperó para ver lo que dibujaría la profesora.

La profesor no dibujó nada.

Ella solo recorrió alrededor del cuarto.

Entonces la profesora se acercó al pequeo muchacho y le preguntó a usted no le gusta dibujar?

Él dijo sí pero qué vamos a dibujar?

no sé que dijo la profesora lo que usted quiera dibujar.

Cómo puedo hacerlo? le preguntó.

De la manera que usted desee. dijo la profesora.
pero qué colores debo utilizar? le preguntó.

Usted elige. Si todos hacen el mismo dibujo con los mismos colores cómo puedo saber qué dibujo es el tuyo? dijo ella.

no sé que color usar contestó el muchacho.

Y él dibujó una flor roja con un vástago verde.

Muchas veces solicitamos a nuestros nios, amigos, parientes, gente que amamos, hacer las cosas de la manera que creemos es lo correcto.

Tenemos razón?

Otras veces nos sentamos y esperamos hasta que alguien nos dice qué hacer.

Eso correcto?